En el corte ” ortodoxo” habitual, partimos de una serie de medidas pensadas para cada zona de la cabeza en concreto: nuca, laterales, etc… no dejando nada al azar. Todo debe tener las medidas exactas y previstas del antemano. Mecánico, lineal. Si todo está exacto en cada zona, el resultado será perfecto, en teoría. El problema es que la naturaleza no quiere esa exactitud. No contamos con los movimientos y giros propios de cabello, remolinos etc.. y que al hacer su aparición, alteran las formas provocando desajustes y mal aspecto. Las medidas exactas, hacen, que agrupamientos de cabellos todos iguales, den como resultado la visión de ” escalones”. Sobre todo en cabellos muy lisos y finos. Los cortes son lentos. No por su arte, sino por la técnica de dividir, preparar y cortar gran cantidad de finas mechas para hacerlas coincidir donde y como queremos. En los casos que los clientes tienen ideas propias sobre un estilo ” diseñado” por ellos mismos, aumenta la dificultad del corte, por no tenerlo previsto.
La idea – base del corte visual, es la diversidad de medidas dentro una misma zona. Observar la cabeza en su conjunto y actuar, cumpliendo la irónica frase de Miguel Angel: “ Solo hay que quitar lo que sobra“
La técnica del corte visual, es un conjunto de diferentes tipos de corte: básicos, programados, degradados a mano alzada etc.. y la frecuente utilización de tijera de esculpir. Aprovechando partes y detalles de cada estilo, para conseguir un nuevo sistema que reúna las características buscadas: buena adaptación, impecable forma, facilidad para realizar cortes imprevistos y todo ello con gran dinamismo, rapidez y alta rentabilidad. No es un nuevo ” invento” , pero si, una buena ocurrencia.